tomar la vida como viene
Toma la vida como viene. Sus faltas, sus malentendidos, sus alegrías, sus mañanas.
Los recuerdos de ayer son el testimonio vivo de nuestros momentos, nuestras penas y nuestros éxitos.
La risa alegre siempre acaba por detenerse, pero el recuerdo de las sonrisas queda anclado en nosotros para siempre.
La ausencia es una dificultad que no se puede eliminar. Se suaviza con la memoria activa, el recuerdo del corazón, los reencuentros con los que amamos.
Todos mueren un día.
Algunos se van rodeados de sus seres queridos, otros desaparecen solos.
Los corazones cerrados son los más difíciles de complacer. Deambulan por aquí y por allá, sin aterrizar jamás, porque no saben lo que buscan. Saben lo que están evitando, pero no lo que están buscando. No saben qué dirección tomar, solo cuáles no ir.
Nuestro corazón se abre tan pronto como podemos escucharlo y movernos en una dirección de nuestro libre albedrío.
Una parte puede permanecer cerrada. Otro puede permanecer abierto. Una dificultad es lograr abrirlo todo, enfrentarte a ti mismo, a tus miedos, a lo que te has escondido, a lo que no te atreves a decirte. Evitamos siempre los caminos que nos asustan, que nos hacen atravesar el sufrimiento del pasado.
Pero evitar no permite orientarse.
La vida puede venir y darnos todos los elementos para abrir nuestro corazón, a nosotros mismos ya los demás. Pero si la puerta se deja cerrada, permanecerá cerrada y los elementos permanecerán sin uso. Tenemos que confiar los unos en los otros. Atrévete a pasar por el sufrimiento, solo una vez, para encontrar una paz mental que nunca hubiéramos tenido de otra manera.
Por eso escribo.
Pasar por mi sufrimiento y ayudar a otros a pasar por el suyo, con la mayor delicadeza posible.
Cuando comprendes tus sentimientos, es más fácil situarte y seguir adelante.
28 de septiembre de 2019